CINERGIA ONLINE - La comedia como método de reflexión
- Tetsuo Lumiere
- 6 abr
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 9 abr
Por Gastón Dufour

Bruno trabaja en una oficina y lleva una vida sin sobresaltos, hasta que Dios irrumpe en su rutina con una promesa improbable: si deja todo y se dedica al stand-up, encontrará fama, amor y dinero. Con ese impulso, comienza Río, luego existo, una comedia espiritual dirigida por Tetsuo Lumiere que aborda, con frescura y desparpajo, el anhelo universal de encontrar un sentido (o al menos un escenario) donde existir plenamente.El cine de Lumiere tiene una lógica propia. Su estética artesanal, el uso de efectos visuales sencillos y el tono actoral que bordea lo naif no son meros recursos sino decisiones de estilo que refuerzan el espíritu lúdico del relato. Lejos de esconder sus mecanismos, la película los exhibe con orgullo, como quien comparte un juego con el espectador, sin pretensiones ni solemnidad.
La historia avanza entre lo divino y lo cotidiano, con situaciones tan absurdas como reconocibles. Bruno busca consagrarse como comediante, pero lo que realmente persigue es un lugar en el mundo. El viaje —a veces físico, a veces mental— está atravesado por encuentros insólitos, reflexiones inesperadas y un humor que nunca apunta hacia afuera, sino hacia el desconcierto existencial del propio personaje.
Río, luego existo es una fábula contemporánea sobre la fe, la vocación y el deseo de ser alguien, contada con ternura y un estilo inconfundible. En tiempos donde todo parece tener que ser grande, esta película elige ser cercana, libre y profundamente humana.
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