top of page

ASL CINE - Río, Luego Existo - Lumiére vuelve a desplegar recursos del cine silente y añade elementos de absurdo y delirio.

  • Foto del escritor: Tetsuo Lumiere
    Tetsuo Lumiere
  • 6 abr
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 9 abr

Por: Matias Orta



El cine argentino cuenta con creativos talentosos e incansables, pero Tetsuo Lumiére siempre tuvo un plus. Es fácil compararlo con Charles Chaplin y Buster Keaton no sólo por tomar los códigos de aquellas comedias del período mudo, sino por su capacidad para cumplir distintos roles: actor, guionista, director, realizador de efectos visuales. Aún así, gracias a films como la trilogía TL y Buscando la esfera del poder adquirió un nombre por derecho propio. Y lo sigue demostrando en Río, luego existo.


Lumiére compone a Bruno, un oficinista rutinario que cree tener una epifanía cuando sueña con ser un comediante de stand up rico y famoso. Decidido a realizar su sueño, renuncia a su trabajo tedioso aunque estable y acude a castings. En cada prueba queda claro que carece de gracia, de carísima, de todo. Pero está decidido a triunfar y a cumplir con otro gran objetivo: conquistar a Carla (Verónica Intile), una amiga con la que quiere casarse. Pero surge un obstáculo más temible que su falta de condiciones: un payaso sobrenatural que secuestra humoristas.


Si bien la película cuenta con diálogos, Lumiére vuelve a desplegar recursos del cine silente y añade elementos de absurdo y delirio. Así logra una historia donde el costumbrismo puede convivir con caídas imposibles, monstruos y nubes que llueven sobre un sólo personaje, como en los dibujos animados. Ese mismo tono se extiende a los diálogos, donde también se cuelan filosas observaciones acerca de la vida, la muerte, el éxito, el fracaso, el amor -y eso que parece amor-, y también chistes acerca de la realidad argentina (por el lado de la política) y la idiosincrasia nacional. 


Como otros antihéroes de Lumiére, Bruno es extravagante, ingenuo, obsesivo, un poco egoísta, por momentos muy oscuro, pero suele despertar ternura y se hace querer lo suficiente como para acompañarlo en sus travesías. No menos destacable es la labor de Verónica Intile, un personaje que también cuenta con sus tormentos y complejidades. 

Con imaginación y agudeza, Río, luego existo exhibe cualidades de toda buena comedia: invita a las carcajadas, pero también a pensar en nosotros mismos y el mundo que nos rodea. 



Comments


Featured Posts
Recent Posts
Archive
Search By Tags
Follow Us
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
  • INSTAGRAM
  • YOUTUBE
  • FACEBOOK
  • IMDB
  • TWITTER
bottom of page