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CIUDAD EQUIS - Revista de Cultura

Filmo, luego existo


Con comedias como TL-1 MI REINO POR UN PLATILLO VOLADOR y TL-2 LA FELICIDAD ES UNA LEYENDA URBANA, le aportó frescura y desenfado a una cinematografía, la argentina de los últimos años, empachada de solemnidad y anémica de desparpajo. A pulmón en materia de medios, pero con un corazón cinéfilo (bien) nutrido de Slapstick, Clase B, teleteatros, Benny Hill, stop motion y expresionismo alemán… con eso, apellido ilustre (aunque falso), y autogestión en alta dosis, horneó una obra única, original y -por qué no decirlo- de culto. Vuelve a Córdoba, en el marco de Cortópolis (III Festival Nacional de Cortometrajes), a dictar un Taller de Realización de Celumetrajes, y a exhibir (junto a otro nuevo prócer, Mariano Llinás) una selección de sus obras breves. A manera de anticipo de tal Invasión Lumière, vayan diez preguntas (¿preguntas?) y diez (¿diez?) respuestas.





1


- “Como sea, pero filmá” o “Primero filmá, después vemos cómo se arregla…” ¿Te suenan familiares esos mandamientos?


- ¡Ja! Eran míos en los comienzos. Últimamente pienso un poco más las cosas. Las planeo bastante. Igual, ante los inconvenientes, que en rodajes suceden siempre (por el bajísimo presupuesto con que por lo general trabajo), a veces, no me queda otra que decirlo: “Filmemos, luego veo qué hago en la edición”.


2


- El modelo de autogestión de TL-1 y TL-2 te “encasilló” en el rol de guionista / productor / director / actor / doble de riesgo / escenógrafo / sonidista / iluminador / camarógrafo / editor / musicalizador / distribuidor… ¿Se puede con todo?


- En un momento hacía todo eso, sí. Pero, por ejemplo, sonido es algo que no haré más. En las dos películas ya trabajé con un sonidista, Hugo Meyer. Y también fue así en algunos de mis cortometrajes. De hecho él me editó Las desventuras de Valentino. Como mis películas casi no tienen diálogos, el sonido es más que importante. Él me entiende y yo no tengo que explicarle demasiado.


3


- No sólo no estudiaste cine en las escuelas formalmente establecidas, sostenés que “es absurdo esperar hasta los dieciocho años para comenzar a hacer películas”…


- Nunca estudié, pero hice talleres. De hecho, los haría ahora si tuviera tiempo. Siempre uno aprende. Ordena sus experiencias, e interactúa con colegas o futuros pares. Y sí, es absurdo esperar hasta los dieciocho para comenzar a hacer películas. Hoy los chicos ya filman con celulares antes de aprender a leer, escribir, o decir mamá. Pueden ser malas, buenas, horribles, geniales… pero son películas. Diez años atrás esa posibilidad no estaba. Ni existía YouTube para mostrarle al mundo las películas que queramos.


4


- Super 8, 35mm, VHS, Celulares… ¿Dan lo mismo los diferentes soportes para contar historias divertidas?


- Dan lo mismo pero los resultados son diferentes, como lo es también el equipo humano y técnico que se necesita para hacerlo. Por ejemplo, filmé un cortometraje con mi celular… y éramos tres amigos. Para hacer eso mismo con una Red One (cámara de alta definición), debería haber trabajado con no menos de 10 personas.



5-


La tecnología digital democratizó la realización audiovisual, ¿pero también hizo que proliferaran los bodrios “d’auteurs”?- Sí y no esta mal. En YouTube nunca se verá un cortometraje horrible con un millón de vistas. Hoy tenemos, más que nunca, también, la posibilidad de elegir qué queremos ver. Eso es genial.


6-


¿De qué hablamos cuando hablamos de “Nuevos modelos de gestión, producción y distribución cinematográficos"?

¿Y cuando hablamos, hoy, 2010, de Nuevo Cine Argentino?- … (cri cri)


7-


Leonardo Favio afirma que hacer cine en este país es fácil, que lo difícil es estrenarlo…- Hacer cine no es fácil, tal vez lo sea para Leonardo Favio. Lo que sí… estrenarlo es igual de complicado. Hace unos años nos preguntábamos, con colegas, ¿cómo filmar una película? Ahora nos juntamos para preguntarnos ¿qué hacemos con nuestras películas? La distribución es complicada, y el público prefiere, cada vez más, ver cine en su casa. Estoy seguro que se debe a cuestiones económicas. Si la entrada al cine costara la mitad, las salas se llenarían.


8-


“Vea cine en el cine” ¿Sigue siendo esa una premisa verdadera?- Además de la calidad de imagen y sonido, el cine es compartir una experiencia con otros. Es un evento. Uno sale, viaja, compra un ticket, pop-corn, todo para ver una peli. En cambio en su casa uno mira algo, y por lo general es interrumpido por otra cosa. Así se ve a medias. No hay nada como el cine.9- El retorno a una pregunta eterna: ¿Qué es el cine independiente?- ¿La verdad? No estoy seguro. En EE.UU. una película independiente, es esa que no producen lasmajors. Pero esas mismas películas, indies allá, cuestan mucho más que las producidas acá con asistencia del INCAA. Yo, acá, llamaría independientes a aquellas películas que no tienen ningún apoyo del Instituto. Aunque a veces parezcan tener más presupuesto que las producidas con tal ayuda.10- Georges Méliès, Buster Keaton, Mack Sennett, Friedrich W. Murnau, Ed Wood, La guerra de los mundos, Starship Troopers, Plan 9 del Espacio Sideral, Zelig, las animaciones de Ray Harryhausen y de George Pal, Benny Hill, las telenovelas de Alberto Migré… Todas esas (y muchas más) parecen ser tus influencias. A la falta de medios de producción, ¿se la puede suplir con lo aprendido de las eminencias?- Siempre es bueno verlos, estudiarlos, y leer sobre ellos. Por algo son clásicos, y por algo perduran a través del tiempo.

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