FILM - INFIERNO (Cortometraje)

INFERNO

Este brevísimo cortometraje es imposible de describir sin someterlo a una penosa devaluación: su eficacia es exclusiva y gozosamente visual. Digamos, para compensar, que muy pocas veces en la vida uno se encuentra de repente con la certeza definida, precesa, de estar ante una obra maestra. En su escaso minuto y medio, Inferno tiene más ideas que la producción anual de cualquier escuela de cine y menos dinero que el catering de cualquiera de sus cortos. Su responsable se hace llamar Lumiere, es actor, director y guionista, y en su estilo parece buscar (o encontrar, ¿por qué no?) una difícil síntesis entre George Melies, Ed Wood y Buster Keaton. Lo que sorprende de esta breve maravilla es que semejantes nobres –especialmente el primero y último – surgen sin ninguna dificultad: no es que el corto “recuerde a” sino que sencillamente “es como”.

Lumiere no sólo impresiona por la concepción, diabólicamente sencilla, sino por el tempo que sabe imprimir a los gags, muchos de ellos dependientes de su propia gestualidad como intérprete. El cassette que vimos, de origen misterioso, contenía además otros trabajos menos consistentes pero que, a su manera, confirman el talento de este creador. Un clip delirante sobre el tema Love Me to Death, en el que Lumiere enfrente a un esqueleto-vampiro que ha tomado posesión de su novia, es el que más se acerca en calidad a Inferno. En escasos cuatro minutos, casi todo el subgénero desfila ante nuestros ojos, enriquecido por dinámicas ideas de puesta, tan económicas como eficaces. Dos cortos previos (Luna de miel y Visit from Outer Space) son más desparejos pero en ambos pueden encontrarse momentos que lo justifican ampliamente. En Luna de miel hay escenas de mímica pura en la que Lumiere confirma su asimilación perfecta de los maestros del cine mudo; visit… pone en escena una invasión extraterrestre prolongado de modo natural las precariedades de Ed Wood: los platos voladores que en Plan 9 del espacio sideral parecían de cotillón, aquí son directamente aviocintos de papel pegado, tazas de café con leche y hasta medialunas.

Aguardamos impacientes, con aplausos anticipados e incondicionales, cualquier otra manifestación de este singular talento.