EL AMANTE - ESTRENOS

TL-1, mi reino por un platillo volador podría describirse tranquilamente como Tarnation meets Búster Keaton Meets Ed Wood de Burton con un toque de Todo por dos pesos. Este bicho raro en el cine nacional es obra de un tal Tetsúo Lumière, quien a su vez es el centro de este mockumentary. La película, mediante supuesto material de archivo y con declaraciones a cámara de varios implicados, cuenta la vida de Tetsúo Lumière de la ficción –que tiene más de un correlato con el Tetsuo real-, un niño retraído que se fanatiza con el cine –primero con el mudo, luego con el sci-fi cincuentoso, más específicamente con La guerra de los mundos de Haskin- y que decir de ser director a pesar de no tener ningún tipo de entrenamiento, ni dinero ni talento.

Los primeros minutos de TL-1 son de una brillantez cómica rara vez vista en una película argentina. Con un timing casi perfecto, los primeros años de la vida de Tetsúo son mostrados como si se tratara de un film de Búster Keaton; a puro slapstick, imagen acelerada y pianitos, pero pasado por un humor mas aggiornado y políticamente incorrecto (las trompadas al vientre de embarazado de la madre de Tetsúo por su marido son un claro ejemplo de esto). También se hace un buen uso de los típicos “muñecos-que-caen-y-mediante-corte-aparentemente-invisible-aunque-evidente-se-convierten-en-humanos” que solían aparecer todo el tiempo en programas con Diego Capusotto.

Es durante este primer tramo donde creemos estar frente a una gran película. Pero Lumière comete el error de mostrar enteros los cortos que filmó el Lumière de la ficción –que no son otros que los que filmó el mismo Lumière años atrás-; se trata de películas de quince minutos de duración que tienen un par de buenos momentos pero que en el contexto de la película hacen que esta se enlentezca y se alargue demasiado. El film termina siendo apenas una buena película de 111 minutos, cuando podría haber sido un excelente film de 80. Juan Pablo Martinez